La evolución del Onboarding
Con la masificación de las tecnologías y la digitalización de los mercados en todos los ámbitos, procesos hasta hace poco irrelevantes se volvieron imprescindibles; palabras que hace años escuchamos de acá y de allá se volvieron populares, pero todavía no sabemos ni siquiera qué significan; mucho menos lo que implican. Por ejemplo, ¿sabés qué es el onboarding?
Onboarding viene de on board que en inglés significa sumarse, subirse a bordo. Como proceso, refiere a la incorporación de clientes o usuarios, y es algo que se hace desde hace siglos, incluso desde antes de que le diéramos este nombre.
Al principio bastaba con dar nombre y apellido, en épocas en que la palabra de una persona era suficiente y tenía peso propio. Luego te identificabas con la libreta verde que poseía una foto y tu numero de documento. Se sumó la firma y la verificación manual de estos datos, y en algunos casos, de otros como los antecedentes crediticios, migratorios o penales.
Antiguamente, cuando años nos dábamos de alta en la empresa de televisión por cable o medicina prepaga, estábamos haciendo un onboarding, pero no lo identificábamos como tal; a este lo llamamos presencial, ya que debíamos acercarnos a la entidad para realizar el trámite.
Con la evolución de las tecnologías, se volvió cada vez más evidente la inconveniencia de este sistema, y progresamos a un onboarding en el que parte del trámite podía hacerse de manera online, pero todavía el individuo debía presentar la documentación y validar su identidad en persona.
Pero en un 2020 marcado por la pandemia, dónde todo gira en torno a ella y sus consecuencias, nos vimos forzados a avanzar con el onboarding digital.
Este sistema viene desarrollándose hace años, impulsado por la necesidad de las empresas de aumentar la cantidad de clientes, tentándolos con la reducción de tiempos y distancias; además las entidades debieron aumentar los requisitos e implementar procesos para garantizar la seguridad de sus operaciones, y la tecnología trabajó a la par y en pos de esto.
Con el inicio de la cuarentena se dió un boom de desarrollo de aplicaciones por parte de empresas que no tenían otra forma de llegar a sus clientes en medio del aislamiento, y en el apuro, se implementaron sistemas de onboarding digital que no estaban preparados, y la seguridad quedó comprometida.