Las CBDC pueden revolucionar el mundo pero también tienen su lado oscuro
Durante el año 2020 hemos visto una especie de explosión de interés por las criptomonedas. Pero no solo de los traders, sino también de los gobiernos de todo el mundo que parecían tan interesados en el tema como el más acérrimo entusiasta de Bitcoin.
Pero las razones detrás del supuesto interés por una CBDC son muy distintas entre los libertarios cripto entusiastas y los estatistas que trabajan para la banca y los gobiernos.
Muchos diplomáticos y políticos son famosos por sus discursos de muchas palabras y pocas acciones pero en el mundo del poder, sin embargo estas tres iniciativas fueron hechos que revolucionaron el sector:
- El Petro de Venezuela
- El DCEP de China
- La Libra de Facebook
Despertaron las alarmas de los gobiernos, llevando a más de uno a tratar de actuar bien sea para preservar el statu quo o para ganar una carrera que parece inevitable.
Sin embargo, aunque la digitalización de las finanzas suene al adelanto tecnológico que muchos esperaban para salvar la economía, lo cierto es que en algunos aspectos la realidad podría ser otra, y los cambios asociados a la implementación de las famosas monedas digitales de banco central podrían tener el potencial de ser hacia lo peor, al menos para quienes se identifican con la filosofía detrás de las criptomonedas.
Lo positivo de las CBDCs
Las monedas digitales de banco central vienen a jugar un papel preponderante en el planteamiento de una nueva distribución geopolítica del poder. Los gobiernos del mundo pueden, al menos en teoría, realizar pagos instantáneos, económicos y con una mayor soberanía.
Es decir, pueden saber lo que sucede con su moneda a la vez que evitan que otros países controlen las transacciones en algún eslabón.
De esta manera se podría estimular la actividad económica en varias partes del mundo sin temor a posibles sanciones ya que países externos pierden cualquier tipo de vinculación con el sistema financiero de quien desarrolla una CBDC.
Por otro lado, las CBDC prometen un entorno más seguro, potencialmente reduciendo la actividad criminal. En caso de una adopción global o mayoritaria, las CBDC permitirían un rastreo más eficiente de los fondos y transacciones realizadas en la red. Esta cualidad, junto con la eficiencia y transparencia de un sistema digital, tiene a varios reguladores —entre ellos los líderes del FMI— muy entusiasmados:
Aunque esto plantea un dilema moral de privacidad vs seguridad, lo cierto es que reduciría las opciones de financiamiento a redes criminales que operan de manera local.
De igual forma, las CBDC son más eficientes que el uso de medios tradicionales de pago. Como ejemplo, BeInCrypto reportó previamente que la CBDC China tiene una capacidad de procesamiento de 220.000 transacciones por segundo, más del triple de la capacidad de Paypal.
En caso de ser así, algunos países, negocios e incluso personas podrían verse tentadas a migrar a esta red con el objeto de tener una mejor experiencia de usuario y abandonar su dependencia del dólar norteamericano —una preocupación que ya se está haciendo sentir entre los estrategas financieros de las grandes potencias mundiales.
Lo negativo de las CBDCs
Sin embargo, no todo son rosas en el mundo de las CBDCs. Su desarrollo es oscuro y está lleno de muchas características riesgosas que hacen homenaje al más perfecto ambiente orwelliano de vigilancia y control del estado sobre el individuo. Algo que gobiernos como el de Estados Unidos están intentando a través de regulaciones.
Quizá la mejor forma de resumirlo es una cita atribuida al economista mexicano Agustin Carstens por el ex analista de eToro y fundador de Quantum Economics, Mati Greenspan:
“Con los CBDC, el banco central tendrá el control absoluto de los términos y regulaciones de la moneda y también tendremos la tecnología para hacer cumplir eso.”
En pocas palabras, un CBDC podría abrir las puertas para que la banca se convierta en policía, juez y verdugo del ecosistema financiero de un país.
Por otra parte, “moneda digital” no es lo mismo que “moneda en la blockchain” y mucho menos “criptomoneda”. De hecho, las infraestructuras digitales más avanzadas (como el DCEP de China y el sistema PIX de Brasil) no utilizan esta tecnología.
Por otra parte, “blockchain” no es lo mismo que “descentralización” y “digitalización” no es lo mismo que “flexibilización normativa”, y en el caso de las CBDCs podrían significar todo lo contrario y esto son malas noticias.
Venezuela es un ejemplo potencial de los peligros de una hiper centralización de poderes en una digitalización de la economía. Como BeInCrypto reportó recientemente, su criptomoneda Petro ha ido mudando de concepción, pasando de ser un token descentralizado a una blockchain centralizada.
Y el gobierno, de repente, sin aviso previo, realizó un fork y migró hacia una cadena de bloques completamente nueva. Hoy en día los exploradores del Petro muestran dos bloques génesis distintos y las autoridades no han dado explicación alguna.
Esto significa, que en un abrir y cerrar de ojos, un funcionario del banco central podría cambiar el suministro total de monedas de un país, eliminar el saldo bancario de todo el país a voluntad, desviar fondos de transacciones —ademas de otras tareas menos cuestionables como rastrear fondos, revertir transacciones o hacer airdrops.
Y más allá de esto, los países aún deben lidiar con los mecanismos de procesamiento de transacciones internacionales con gobiernos que no tengan tecnologías compatible con la infraestructura sobre la cual corre el CBDC. Quizá por esa razón el sistema SWIFT, aunque engorroso, sigue siendo popular y apenas ahora se ve retado por los adelantos tecnológicos.
Los gobiernos de Estados Unidos y varios países europeos han querido acelerar el paso porque saben que en caso de que China lance una tecnología mejor que la que ellos ofrecen, puede ser cuestión de tiempo antes de que el mundo vire de una visión euro/dólar céntrica hacia una mayor dependencia del Yuan.
Para el ciudadano de a pie, esto sólo implica cambiar de un gran hermano a otro.
Y si las discusiones sobre las CBDC se mantienen girando en torno al papel vigilante y controlador del Estado, quizá más de uno quiera replantear su posición.
Fuente: BeINcrypto